Oscuro animal
Un film de Felipe Guerrero Rocío Rufina Guión y dirección Producción ejecutiva Productores Co-productores Dirección de fotografía Jefe de producción Diseño de producción Asistente de dirección Preparación de actores y casting Diseño de vestuario Sonidista Montaje Diseño de sonido Productor de campo Compañías productoras En co producción Con el apoyo de Contacto
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Guerrero has made a study of unbearable silence that yields even more fear and suffering than the wounds themselves. An atmosphere created by this mute waiting of some sort of entrapment with no exit. And indeed, Guerrero makes it known that some demons follow women everywhere they go. (Urszula Lipińska, Senses of Cinema) Película eminentemente femenina, en la que los pocos rasgos de humanidad que Guerrero se permite, parten de mujeres anónimas que van apareciendo por el camino, gestos necesarios para mostrar que existe una solidaridad no pedida y real que humaniza al entorno y permite respirar cada cierto tiempo, calmando ese oscuro animal que se ha desarrollado en el seno de mujeres pacíficas obligadas a permanecer sojuzgadas por un estado de terror permanente, a desarrollar una violencia extrema para sobrevivir, a huir de espacios y lugares, pero también a huir de sí mismas para reformularse como personas. Mujeres cuyos rostros nos penetran sin mirarnos, miradas perdidas y actitudes ausentes de quienes no pueden esperar gran cosa de la huida más que evitar una muerte prematura. Mujeres llorando, encogidas sobre si mismas en hamacas que no sirven para relajarse sino para fundirse con la nada de un pensamiento en blanco, mujeres derrotadas que todavía libran una última batalla para recuperar un mínimo de dignidad en un entorno que, nuevo, tampoco va a ofrecer facilidades para su consecución. La cámara sigue a estas mujeres con avidez, con planos minuciosos, que recogen hasta el último detalle del tiempo y del lugar. El silencio que envuelve a la película, junto con el ruido natural de la selva, conceden al resultado final, la grandeza de conseguir amenazar sin necesidad de palabras. Esa lluvia final, filtrándose a través del techo de otro edificio ruinoso, otro más, que no diferencia el trabajo como civil del trabajo como soldado a la fuerza, es el llanto natural de todo un pueblo marcado para el futuro. Sobrecogedora apuesta del cine colombiano para reivindicar la memoria de los que no suelen ser protagonistas de las películas violentas. (Miguel Maestro, EAM Cinema Magazine) El oscuro animal al que alude el título de la cinta es justamente esa irracionalidad agazapada en cualquier rincón de una nación inhóspita y hostil. ¿Qué mejor manera de ilustrar este desasosiego femenino, esta aparente cancelación de toda esperanza, que a través de ese recurso al silencio que elige el director. After his last highly conceptual and niche documentary, Corta (2012) — a linear sequence of contemplative and static long takes with possible symbolic import, portraying one day of labor in a sugar cane field — Guerrero proposes a much sexier version of socially engaged filmmaking, with good chances to appeal to an audience of non-cinephiles as well. While remaining heavily preoccupied with the form, and quite demanding in terms of cinematographic language, Guerrero’s nonorthodox representation of the Colombian conflict and his engaging storytelling manage to captivate both visually and emotionally. (Nathalie Codina, Vague Visages) Es una película visceral, de fuerte carga emotiva, que no posee diálogos, pero deja reflejar esa dolorosa interiorización de sus personajes. Felipe Guerrero pretende un canto de voluntad, de cambio, en medio de la militarización de la zona, de esa tierra de nadie que representa la selva atestada de paramilitares, donde la mujer es tratada como un animal. En un filme que se sostiene de los tres recorridos de escape, donde está gran parte del metraje y la trascendencia de la propuesta, la contextualización de las huidas, y estas en sí brillan por otorgar personalidad y fuerza, como en el mejor set hollywoodense, ganando por su poderosa verosimilitud. En un territorio vivo, intenso, pobre. Mientras esas mujeres humildes solo presentan un único deseo, vivir sin humillación ni temor a ser una estadística más de algún desaparecido. El filme aplica un trabajo profundo con un fuerte neorrealismo, uno pronunciado en especial al gesto dolido, gran seña de identidad del filme, que a veces yace de flaco favor, pero en general logra consumar un notable propósito de conmiseración. (Mario Salazar, Nenúfares efervescentes) A Beautiful, destructively quiet piece about three women and their struggle in the harsh third world of Columbia. Like a latin american «Lilja 4 Ever» this film places you inside of one of the harshest environments imaginable, allowing the soothing sounds of the jungle juxtapositioned against the sounds of industry to create a haunting world, allowing us to feel the true fear of these three women, each trying to make a better life for those around them. The Quietness is not understated as there is almost literally no dialogue through the entire one hour and fourty five minute run time, creating an almost atmospheric sound piece where fear itself become music played against the backdrop of a decaying world. There are truly images in this film that were hard to look at, hard to stomach and hard to muster, but you force yourself to understand it because its nothing but the brutal truth. Forcing you to see the repetitiveness of constantly running, running for your life, never able to catch a breath. Images that stick with you are among the most important in the world, and when images stick with you that are so close to the truth it boarders on documentary, there is something special about the power of film to draw attention to the issues of those we forget or whom we don’t even know exist. This is a feminist film in all the best ways possible, not because it speaks to an agenda, but because it touches on issues that are uniquely female, and that is not to say that males in this same place are not suffering just as similar, but its giving you a piece of the puzzle to add to the exploration of the full truth. La primera película de ficción de Felipe Guerrero es una pieza de impecable factura visual y sonora sobre tres mujeres reducidas por la guerra pero nunca derrotadas; con su polifonía de gestos, miradas y desplazamientos de los personajes, OSCURO ANIMAL elude la representación inmediatista u obscena de los cuerpos víctimas de la violencia, que prolifera en narrativas visuales o literarias. Y, en cambio, los muestra atrapados en una red de violencias y miedos. (Pedro Adrián Zuluaga, Revista Arcadia) Tres mujeres en fuga que representan el mayor despojo del conflicto, esto es, la desarticulación de los hogares, la pérdida de seres queridos, las vejaciones físicas y sicológicas, la destrucción de su entorno social y el desplazamiento forzado. Aun así, el director decide no hacer explícita la violencia y la crueldad de la guerra como suele verse en el cine nacional. La violencia y la guerra están concentradas en ellas mismas, en su onerosa huida, en su mirada expectante y vacía, en sus gestos temerosos y, sobre todo, en su silencio. (Oswaldo Osorio, El Colombiano) Las mujeres de esta ópera prima son víctimas de lo que el título del filme anuncia: el oscuro animal de la violencia que durante décadas ha destruido la vida de los colombianos. Anulada cualquier intención de auscultar en el origen o las causas de esa violencia, el director prefiere concentrar su atención en los efectos de ella y concretamente en la suerte de tres mujeres que huyen como forma única de sobrevivir frente a un presente trágico. OSCURO ANIMAL trabaja sobre una metáfora clara y es hablar de la condición de las mujeres como víctimas pasivas de los conflictos armados en Colombia. Eso explica el silencio obstinado, total en el que se mantienen las protagonistas, que han perdido la fe en la palabra y renunciado a cualquier intento de comunicación, librando a su sola presencia física la expresión del terrible drama en el que están envueltas. A pesar del crudo realismo en el que se inscriben el texto y el contexto de la película, Felipe Guerrero apuesta por un tratamiento deliberadamente simbólico, dejando que la impasibilidad gestual de sus actrices reemplace el también posible retrato psicológico. La acción exterior fragmentada y por pasajes oscura deja a la imaginación del espectador la obligación de integrarla y completarla, en un ejercicio exigente que no todos podrán abordar. Nada en el final apunta a un mundo mejor en la vida de las tres mujeres cuya trayectoria hemos seguido a trozos. Del agua transparente de los planos iniciales, indicativos tal vez de un mundo en principio mejor, el filme se cierra con ellas instaladas en un lúgubre inquilinato urbano, antesala probablemente de un nuevo infierno. (Orlando Mora, Palabras de cine) A multilayered, original narrative that boldly erases dialogue and heavy drama in favor of sustained, unflinching shots make the viewer present in the everyday and unseen horrors that these women endure. Stunning, spacious cinematography and rich, natural sound design add to a deeply profound and visceral experience. (Sean Baker, Esy Casey, Niclas Goldberg. Colombian Film Festival Jury) |
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